Con mi cámara persigo imágenes fugaces. Delante de mí pasa un transeúnte sin percatarse de mi presencia; la figura desfila con paso firme ante esa vieja puerta metálica, hoy forrada de todo tipo de carteles; hasta hace poco eran de vivos colores. El sujeto desaparece pronto de la escena, no importa: lo tengo ya guardado en la tarjeta de memoria. De todo lo fugaz, yo me quedo con el arco iris que sale tras la lluvia: me quedo con ese momento en el que las gotas de lluvia y los rayos del sol se atraviesan.

19 febrero, 2016