Si caminas por los alrededores de la muralla de Segovia y alzas la vista verás el vuelo impredecible de urracas y cuervos en constante frenesí. Dicen que ver volar a un cuervo o soñar con este pájaro es un mal presagio. Considerada un ave fatídica, confío en que este animal, bello e inteligente, no nos traiga malas noticias. Los cuervos y sus parientes las urracas ven en el hombre a un enemigo y, aunque busquen su cercanía porque eso suele significar comida fácil, se cuidan mucho de aproximarse demasiado. Me gusta esta reflexión de Flaubert: “No soy ruiseñor, sino urraca de grito agrio que se oculta en el fondo de los bosques para no ser oída sino por ella misma.”

28 febrero, 2014