Hacía frío, pero todavía había mucha luz, era la tarde ideal para dar una vuelta por los jardines del centro. Apareció un pequeño pájaro de la nada y se instaló en la punta de la rama del árbol de mayor altura. Permaneció allí un buen rato, (quizás fuera un minuto, pero a mí me pareció interminable); el pajarito escaneaba el ambiente desde su posición dominante. Hemos perdido la costumbre de mirar a lo alto: incluso en las ciudades, la naturaleza te regala imágenes tan bellas como las de este pajarito despidiéndose del día.

14 noviembre, 2014