Las previsiones hablaban de la llegada de un fuerte temporal al centro de la península. Nadie pudo imaginar que iba a ser la peor nevada de los últimos veinte años sobre Segovia, colapsando las calles de la capital. No hay mal que por bien no venga: la naturaleza, a cambio, nos regala estampas imborrables. Ya lo dice el refranero castellano: “Por los reyes, el hielo y la nieve crecen”.