Me gusta fotografiar con mi móvil a los perros que veo por la calle y subir las imágenes a mi cuenta de Instagram. A veces tengo la impresión que estoy retratando a personas. Me parece un animal maravilloso y noble. Encontré en internet un pensamiento que refleja lo que veo en ellos: “Sucede que cada vez que pierdo un perro, se lleva un pedazo de corazón con él. Y cada perro que entra en mi vida me regala un trozo del suyo. Si logro vivir lo suficiente, todas las partes de mi corazón serán de perro y llegaré a ser tan generoso y bueno como lo son ellos”. A estas alturas, y siguiendo este pensamiento, me gustaría pensar que hay millones de corazones humanos que ya son caninos.

16 mayo, 2014