Los bancos del claustro principal son perfectos para hacer un último repaso antes de un examen; los pasillos son también un buen lugar para pasear y relajarse: puedes recrearte en los pequeños detalles que guarda este edificio. Por la tarde, justo antes de que caiga la noche y se oscurezca todo, una luz asombrosamente cálida envuelve cada rincón de este edificio: Santa Cruz la Real se convierte así en un espacio realmente mágico.