Con mi cámara busco las cigüeñas en el cielo de Segovia, en sus campanarios y torres. Siempre he pensado que estas aves enormes son criaturas maravillosas. Sobrevuelan los tejados con un planeo elegante y silencioso, como un ligero silbido. Dicen por aquí que cada año, a finales de julio, una bandada de cigüeñas se cita en las alturas de la catedral. Misterios de la naturaleza. Un pájaro posado en cada pináculo gótico de la iglesia impresiona. De allí partirá hacia África.