Los transeúntes parecían sombras chinescas proyectadas sobre el telón del Acueducto romano. La primera nevada de la primavera oscureció el centro de la ciudad y los copos de nieve, abundantes, apenas me dejaban ver lo que pasaba a unos metros. No podía creer cómo se había estropeado la tarde de esa manera. Lo cierto es la nieve es un milagro hermoso de la naturaleza. La belleza, que se manifieste como quiera. Siempre es capaz de iluminar hasta mis días más oscuros.

5 abril, 2017