El sol, todavía bajo, proyecta largas sombras: son los brazos del gigante que, desde muy temprano, ya quiere abarcar toda la ciudad como si fuera suya. Las luces y las sombras, más enfrentadas que nunca a primera hora de la mañana, bañan los tejados y las fachadas, los suelos empedrados, los transeúntes camino de su trabajo. El escritor estadounidense Gregory Maguire afirmó que “el ojo siempre es atraído por la luz, pero las sombras tienen mucho más que contar”. Hay una magia especial en las sombras que siempre me atrajo.